miércoles, 23 de febrero de 2011

¿En qué momento?

¿En qué momento algún legislador, el que sea, tendrá la decisión de entrarle al tema de las marchas y manifestaciones?

Es la eterna discusión, de quién tiene la razón, el que ejerce su derecho de manifestación o el que ejerce su derecho de tránsito. Y no es menor, toca la Constitución y hasta derechos humanos pero como diría el buen Cantiflas "oiga usté, no hay derecho".

La afectación económica, la irritación social, el desgaste ambiental que genera cada manifestación en la ciudad son enormes.

Según el diputado federal panista, Agustín Castilla, de enero a diciembre del 2009 se realizaron 3 mil 268 movilizaciones que equivalen a 9 manifestaciones cada día. En el 2010 se registraron mil 584, tan sólo en el primer semestre.

Según la Cámara de Comercio una marcha que dura de dos a tres horas puede generar pérdidas por 320 millones de pesos a comercios establecidos, pero si la situación se prolonga de 4 a 5 horas, las afectaciones pueden ir de 575 a 950 millones de pesos. Cifra, claro, difícil de comprobar porque cae en el supuesto, pero tiene lógica.

En 2009 murió el último intento local, el 6 de abril la Asamblea Legislativa anunciaba que la Ley de Marchas no pasaba, de último minuto se rechazó la iniciativa y se acordó mandarla a la Cámara de Diputados porque, alegaron, los diputados locales carecen de facultades sobre el tema.

Este mes, apenas, la Cámara de Diputados empezó a dar señales de querer abordar el tema. Los diputados del PAN presentaron una iniciativa el pasado 16 de febrero que básicamente pretende ordenar las manifestaciones, con horarios, con tiempo para informar a la gente, en fin.

La iniciativa tiene sus asegunes, por ejemplo, establece que sólo se permitirán manifestaciones pacíficas y con un objeto lícito, y faltaría definir quién establecería qué es lícito o no.

En concreto establece horarios, prohibe bloquear vías primarias, obliga a informar con tiempo de la movilización al GDF y éste, a su vez a la ciudadanía, establece sanciones en caso de incumplir la ley, y la autoridad a la Policía para disolver una manifestación si se altera el orden público.

El PRD dijo que está dispuesto a discutirlo, es decir, no se asoma la voluntad de resolverlo de una vez por todas.

Y entonces parece incongruente tanta obra, tanta vialidad, tanta ruta de transporte alterno si cualquiera, literalmente cualquiera, puede venir y cerrarnos el paso y bloquearnos el derecho de tránsito. Porque es una alteración al orden público que una mamá no llegue a tiempo por su hijo a la escuela si se topa con una marcha, que una ambulancia no pueda pasar, que los taxistas tengan que bajar al pasaje y pierdan horas de trabajo...

Entendemos perfectamente que los manifestantes deban tomar estas medidas ante la nula atención de las autoridades. Lo entendemos porque ellos hacen lo mismo con nosotros.

LA HISTORIA

Los primeros en presentar una Ley de Manifestaciones Públicas para el Distrito Federal fueron los diputados socialdemócratas, el 14 de noviembre del 2006, ante la Asamblea Legislativa. Proponían que en las calles del Centro Histórico, así como Eje Central Lázaro Cárdenas, Reforma, Parque Lira, Alencastre e Insurgentes sólo podrá haber manifestaciones desde las seis horas hasta las veinticuatro horas en días no laborables, también incluía multas y sanciones.

El PAN presentó otra iniciativa el 29 de octubre del 2007 e incluyó cientos de firmas de ciudadanos para obligar a los diputados a impulsar esta propuesta. Un año después, la fracción del PAN en la ALDF condicionó entrar al debate sobre la despenalización de la mariguana, sólo si el PRD aceptaba hacer lo mismo con la ley que regularía las marchas en la capital. a iniciativa se presentó y se dictaminó una propuesta para enviarla a la Cámara de Diputados.

En 2009 presentó la que finalmente fue turnada a la Cámara de Diputados y a la que hace referencia el último documento del 16 de febrero pasado.

jueves, 10 de febrero de 2011

¿Seguro que estoy segura?

Según el INEGI, El Índice de Percepción sobre la Seguridad Pública (IPSP) bajó casi 2.4 puntos en enero de 2011, al situarse en 98.2 puntos, por debajo de los 100.5 que tenía hace un año.

A la pregunta de qué tan segura se siente una persona hoy respecto a un año atrás, 58.68% de los consultados contestó que “peor”, 10.92% dijo “mucho peor”, y 25.23% “igual”.

Según yo esto es una suma de la realidad y cómo la percibimos. No veo el mismo problema de seguridad yo, que por defecto me la paso revisando noticias, que una persona que en promedio escucha noticias dos veces por semana.

Yo tengo dos amigas cercanas y todas somos madres de adolescentes mujeres.

A las tres nos da susto dejar que nuestras hijas adolescentes se regresen caminando desde la escuela a la casa, pero más susto que tome un micro en la noche, pero más aún que vaya a un centro comercial con sus amigas. Esto es, no hay dónde nos sintamos realmente seguras.

Sin embargo, la forma en que tomamos decisiones tiene que ver directamente con cómo percibimos lo que sucede en nuestro entorno.

Mi amiga la que en su vida ve un noticiero, va concediendo los permisos de paseos de acuerdo a las calificaciones y a qué tanto conoce a las mamás de los amigos (la señora me da confianza, ese señor es como raro...).

Yo, que sólo baso mi información en noticieros, voy cediendo de acuerdo al nivel de seguridad que reconozco (que la niña esté equipada con celular, que conozca a las amigas, que otros papás estén al pendiente, que el lugar sea seguro, bla, bla).

Y la tercera, que recibe la mitad de su información en noticieros y la otra mitad en sobremesas, simplemente no la deja salir (porque no me siento segura, dice).

Las tres percepciones tienen un alto porcentaje de realidad y las tres decisiones tienen que ver con nuestra urgente necesidad de proteger a las polluelas.

¿Quién actúa correctamente? Yo creo que las tres, porque de verdad, los asaltos han aumentado, los taxis pueden ser zonas de riesgo, los robos en calle son comunes y las noticias sobre inseguridad, desde un ataque entre narcos hasta un robo a una papelería, son como el 50% de la información a la que tenemos acceso de manera cotidiana.

Y otro valor de decisión es el típico "esquecuandoyoeraniña..." y el comparativo es brutal, porque efectivamente, yo me regresaba caminando o en pesero; igual sucedía en las fiestas, por las noches mis amigos me acompañaban caminando a casa, nunca escuché de balaceras entre narcos durante mi adolescencia y el peor riesgo que recuerdo es que un tipo listo pasara y me diera una nalgada en plena banqueta (para colmo fue el día que mi madre me dijo "¡niña, con esos pantalones estás buscando que te nalgueen!").

La última pregunta de esa encuesta del INEGI, indaga sobre el grado de confianza que tiene la gente para caminar sola en su barrio por la tarde: 3.32% de los encuestados dice que siente “mucha confianza”; 60.58% se siente “confiado”, y 36.1% de los encuestados dice no estar “nada confiado”.

Si bien lo más difícil es trabajar en la percepción, ésta es resultado de cómo usar y evaluar la información que recibimos.

Luego entonces, ¿qué hacer?

Yo sugiero que ante cada noticia que nos altere, "asaltaron a fulanito a una cuadra" o "¿supiste que le quitaron a sutanito el auto aquí en la avenida?", o el típico correo electrónico de "no vayan a Perisur porque en los baños de los cines te hacen y deshacen", tomemos dos segundos de respiración, reconozcamos cómo y de dónde nos llega la información y la valoremos.

Esto nos dará tranquilidad de pensamiento y seguramente nos llevará a una decisión acertada, que finalmente, noticias y encuestas aparte, eso es lo que importa.

Y sobre todo... sentido común

Porque además, muchas de las medidas que nos alejan de situaciones de riesgo son de sentido común: no andar por rutas que no conozcamos, no subirnos a transporte público vacío, no traer bolsas accesibles de ser abiertas, no ser ostentosos ni con joyería ni con gadgets, revisar el tarjetón del taxista.

Y traer a la mano el celular prendido, con fácil acceso a números de emergencia, de un taxi de sitio, de tu gente cercana, ninguno archivado con el parentezco, por cierto.

No dar información privada a nadie, ni vía facebook ni en encuestas de calle.

No hacer algo si por algún motivo "no nos late".

Así, aunque seamos de ese casi 70% que se siente inseguro, lograremos no entrar a la estadística de los que ya fueron víctimas de la inesguridad.

martes, 1 de febrero de 2011

Y si el candidato(*) me escuchara

Hoy Ciudadanos en Red toma un asunto por demás interesante, qué deberemos buscar en los candidatos que pretenden gobernar el estado de México y el énfasis que debe tener el tema metropolitano.

Es en este momento, y no en un par de años, cuando hay que hacer énfasis en lo que constituye la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, todo el Distrito Federal, con sus 16 delegaciones, toooodos los municpios conurbandos del estado de México y uno de Hidalgo, y por tanto la consecuente intervención de los gobiernos y congresos estatales de ambas entidades, aunque en mucho mayor medida la del estado de México.

Y por qué es importante.

Lo es desde el momento en que, circulando en el auto o en transporte público no distinguimos la línea divisoria entre un territorio político y otro pero sí lo vemos en los costos de pasaje, los reglamentos de tránsito, los horarios nocturnos, el monto de las multas, las reglas de verificación vehicular, la calidad del asfalto, las obras viales inconclusas, las rutas truncas de transporte público que nos obligan a cambiar de unidad cuando hacemos un trayecto largo de norte a sur o de poniente a oriente.

Pero no es un asunto que se limite a Huixquilucan y Cuajimalpa, o Ecatepec e Iztapalapa, tiene que ver con vialidades eficientes, libramientos carreteros para camiones de carga que salen de Sonora y van a Veracruz, ladrones que se esconden en un municipio tras robar en una delegación, y claro, aunque nadie lo admita, la permanente penetración del narco.

Porque no todo es parejo, y los intereses de ambos gobiernos son dispares, distintos y a veces, disparatados. Porque si vivo en Coyoacán y viajo a Morelia paso por el estado de México y si usted vive en Toluca y va a Cuernavaca, podría evitar transitar por la capital.

Esta caótica convivencia que además tiene que agregar dotación de servicios de agua, que salen del Cutzamala para la ciudad, de basura generada en la ciudad y va a dar al Bordo, en el Edomex, redes de energía eléctrica y demás infraestructura urbana indispensable para operar.

¿O no le afecta al que trabaja en la Zona Rosa un accidente en Cuatro Caminos si vive en Tlalnepantla?

Una agenda seria de los candidatos deberá incluir una propuesta real sobre administración metropolitana y si realmente fueran políticos, buenos administradores y previsores, deberá ser una agenda que sea complementaria de la agenda que posteriormente el candidato de su mismo partido presentará para aspirar a la jefatura del DF, y aún más, a la Presidencia.


(*)me disculpo de antemano pero no ve candidatas que se estén apuntando para el Edomex