miércoles, 28 de octubre de 2009

¿Qué es crecimiento?


En una ciudad como ésta nada será suficiente.

Siempre hará falta vivienda, las vialidades serán eternamente insuficientes, no hay agua que alcance ni dónde guardar tanta basura. Es una ciudad viva y así será.


Por eso cada decisión que afecte, para bien o para mal, el crecimiento de la ciudad, debe considerar un montón de elementos, escuchar la voz de un montón de gente, y cruzar un montón de datos.


Una decisión unilateral, como parece ser la posible venta de Prados de la Montaña, carece de todo sentido de gobernabilidad, urbanidad y vecindad.


Hay varias zonas de la ciudad que están saturadas, y una de ellas es Santa Fe. Tiene todavía permisos para crecer, como bien explicó en Barrio el presidente de la Asociación de Vecinos de la zona, el arquitecto Martín del Campo. Se ha desarrollado apenas 50% de los proyectos de construcción que ya están aprobados. Y así el agua no alcanza, la basura se encima, el tráfico es imposible, y los vecinos ni se conocen.


Cuando el gobierno central decidió la construcción de Santa Fe como zona habitacional y empresarial de altísimo nivel, lo hizo sin calcular las afectaciones al pueblo de Santa Fe, sin considerar que la zona empresarial y comercial contrataría gente que necesita rutas de transporte público, y sin calcular que la pavimentación de una zona importante de recarga de mantos acuíferos podría afectar a la larga el caudal del líquido para nosotros, los habitantes de la ciudad.


Pronto la zona fue foco fundamental de crecimiento. Montones de empresas instalaron ahí sus oficinas centrales y se toparon con que debían surtir gran parte del agua con pipas porque no había.


Luego, empezaron las viviendas, universidades y centros comerciales. Y con ello, autobuses y micros que no tenían dónde hacer parada en grandes avenidas destinadas sólo para automóviles. Y luego los autos, que saturaron las vialidades.


Empezaron los parches, el puente de acceso, los puentes de los poetas y dos proyectos truncos por falta de habilidad política: la expropiación del Encino para ampliar Av. González Camarena y el puente de Hueyatlaco para facilitar el acceso a Huixquilucan.


Sigue habiendo más viviendas y empiezan ya las voces: faltan banquetas, pasos peatonales, parques. Y qué surge: bueno, un área verde que es un basurero mal clausurado (porque sigue a la fecha liberando biogas) podría convertirse en zona habitacional.


¿Cómo?


No es sólo perder un potencial pulmón verde, que hace falta y mucha. Es también perder un lugar para convivencia y deporte, y atentar contra la débil y parchada estructura vial y de servicios que tiene Santa Fe.


En entrevista para Barrio el delegado en Alvaro Obregón, Eduardo Santillán, decía: hay que frenar Santa Fe, hay que detenerse a atender los problemas de vialidad, servicios y pasos peatonales antes de seguir construyendo vivienda.


Estoy de acuerdo

martes, 20 de octubre de 2009

El apagón


Cada vez que llovía fuerte, soplaba el viento o había fiesta de pueblo cerca, se iba la luz en casa. Es más, hace poco, en una de las raras tormentas de principios de octubre, un rayo cayó cerca y bastó para fastidiar la televisión de un vecino y todo el sistema de interfon.


Poco sé de ingeniería, física o electricidad, de hecho creo que todo lo que sé lo aprendí en el Museo de CFE, en Chapultepec. Ahi entendí que hay un sistema de alerta que cuando hay una descarga, para evitar cortos o incendios, se "baja el switch" y nos quedamos sin luz casi como protección.


Pero no se explicaba por qué en tierras de LyFC se oían tronidos como de bomba nuclear previo a cada apagón. Total que uno paga y paga luz, cada vez más, y nadie explica qué está pasando. No ahondo en lo que era Luz yFuerza, de eso, todos tenemos una triste historia qué contar.


Ahora hay apagones, al menos uno diario, desde que el Presidente decretó la desaparición de la compañía de luz y ahora sí entiendo bien la razón. Explican que los trabajadores están cortando esos cables escondidos que sólo ellos conocen, en CFE se dan de topes por falta de personal y por entrarle al toro sin conocer el corral.


Como sea hay algo que me llama mucho la atención: todos estamos aguantando los apagones con estóica paciencia, entendiendo que es parte del proceso y seguros de que todo será mejor que Luz y Fuerza. ¿o no?


He visto protestas vecinales, que fueron apenas los primeros días, pero nada más. Escucho gente que da por hecho que tenía que pasar, que tiene que haber apagones y que ya pasarán.


Yo sólo alerto: ¿cuánto tiempo la gente tendrá paciencia?


Porque si la idea es esperar a liquidar a todos, para luego ver a cuáles recontratar y de ahí operar y mejorar operación, será una espera laaarga como la cuaresma.



martes, 6 de octubre de 2009

¿Qué es vecindad?


Cuando mi hermano y yo teníamos 6 años, vivíamos en un edifico cercano a CU donde éramos la única familia, todos los demás departamentos estaban llenos de estudiantes universitarios, muchos futuros veterinarios.


Para nosotros, pequeños, era divertido ver cómo se les perdían las ratas, cómo subían y bajaban perros, llamas y demás animalejos.


Ahora mi madre nos cuenta que en realidad había varias familias pero todos se empezaron a ir porque no les gustaba convivir con los estudiantes. Y claro que eran reventados y ruidosos y fiesteros, es la definición de un estudiante, pero ni ellos cedían ni los vecinos aguantaban. Nuestro caso fue distinto por una simple razón: tolerancia.


Cuando mi padre les tocaba en las fiestas, ellos bajaban el volumen. Cuando llegaba la quincena y los chicos ya no tenían dinero, mi mamá les horneaba un pastel. En mi cumpleaños me mandaban flores porque sólo a eso les alcanzaba, y a mi hermano lo llevaban al beisbol. Cuando el casero los quería sacar a la fuerza para devolver al edificio su condición familiar, mi padre -abogado- logró que se quedaran hasta que acabaran la carrera.


Ayer, en la fiesta de aniversario de Barrio, platicaba con delegado en Cuajimalpa, Carlos Orvañanos, sobre las limitantes que los jefes delegacionales tienen para atender las denuncias de los vecinos, y él indicaba su plan de acción, mucho del cual se basa en la participación ciudadana, en el apoyo vecinal, en generar vecindad.


Mi duda es: ¿se puede? Es decir, todavía existe la posibilidad de que, entre vecinos nos organicemos, apoyemos, comprometamos por un bien común.


No quiero decir que no haya organizaciones vecinales importantes, incluso muy luchadoras, como Vive Tarango, Salvo Lomas, Asociación de Vecinos de Santa Fe, los de Satélite, Amigos de Polanco, Cruz Manca, y también en San Ángel y el centro de Coyoacán. Todas muy valiosas.


Pero me refiero a la vecindad que practicamos diario, ¿qué hace usted si por error tocan en su timbre? ¿dice "aquí no es" o trata de ubicar al vecinos que buscan?


Si quiere salir del estacionamiento y una visita del vecino de enfrente bloquea el auto, ¿qué hace?, y luego ¿cómo reacciona el vecino? ¿se cree el dueño de la calle?


Entonces, ¿qué tan buenos vecinos somos?


Una última prueba:

Si asaltaron a un vecino cercano (de la cuadra, de la colonia, de la zona residencial), usted cómo se enteró:

- salió en el periódico

- se lo contó un amigo

- la muchacha del vecino le contó a la suya

- no se enteró

- se lo platicó su vecino, porque se conocen


Es una prueba fácil. No sé qué tan buen delegado resulte Orvañanos pero sí creo en que la única forma de mejorar nuestro entorno será cuando dejemos de patear al de junto.


Vecindad, creo yo, es tolerancia