viernes, 13 de agosto de 2010

¿Qué hacemos con los perros?

Es tema recurrente hablar de lo peligroso que es la población de perros callejeros en la ciudad, por un montón de motivos, y también escuchar los defensores de los animales advirtiendo sobre qué malos somos con los perros.

La discusión siempre se vuelve caótica y dispersa. Esta última semana he visto cómo la televisión habla de la crisis de perros callejeros en el bosque de Chapultepec a raíz de que una mujer resultó mordida por uno de ellos. La historia es de hace un año.

También apareció esa campaña falsa que corrió por la colonia Condesa, donde vecinos amenazaban con dejar albóndigas con raticida en los parques para envenenar a los perros sin correa.

Hasta funcionarios de la Secretaría de Seguridad fueron entrevistados en radio dando teléfonos de atención si la gente ve perros que resulten peligrosos, o bien si tiene la percepción de perros maltratados. ¿De qué estamos hablando entonces, maltrato, seguridad, higiene?

Los perros son la única raza que ha evolucionado de la mano del hombre, es dócil y compañera constante de la raza humana, le sirve a diferentes propósitos, es maleable y fácil de educar. Pero es, antes que todo, un animal, un ser vivo que lo domina, como a todos, el instinto.

¿Qué esperamos de un perro? Depende quién.

Hay gente que lo que espera es que el perro camine por la acera de enfrente, que ni se acerque, y está dispuesta a hacer todo lo posible para ello, incluso agredir al animal.

Habemos otros que los tenemos de compañía, nos gusta que nos mueva la cola al llegar a casa, los paseamos y medio los educamos.

Y otros más los convierten en cohabitantes de sus hogares, los "humanizan" lo más que se pueda y dedican gran parte de su vida a vestirlos, entrenarlos y enseñarles modales humanos.

Como en toda sociedad, las expresiones que nos pueden parecer más raras tienen los mismos derechos que las nuestras. De nuevo, el término es tolerancia.

Yo soy la única en el edificio donde vivo que tiene perros. Tengo dos adoptados, que una asociación civil recogió de la calle, protegió, curó, operó y entregó en adopción. Procuro que no se topen con los vecinos, no ensucian áreas comunes, no agreden a ninguno y con cierta regularidad pregunto a mi vecino del departamento contiguo y al del piso de abajo si no hay queja alguna. A cambio tooodos en el edificio, me queda claro, toleran los ladridos.

¿Por qué adquirí perros? Me robaron, entraron a casa y después de eso no sentía que nada fuera suficiente para proteger no mi casa, sino a mi familia, cuando yo no estuviera. Y fue un acierto pero me costó muchísimo, pero muchísimo trabajo.

Primero, entrenar a un cachorro toma casi un año. En ese año acaban con alfombras, pisos, la paciencia de todos y dos o tres buenos pares de zapatos. Además los olores de casa cambian y las rutinas también. El perro llora cuando te vas, ladra muchísimo cuando llegas, comen, "descomen", hay que vacunarlos, pasearlos, ver quién se hace cargo de ellos en vacaciones y sumas a tu larga lista de preocupaciones una más, porque ¡diablos! te encariñas y te preocupas por ellos.

De hecho en casa adquirimos un segundo perro cuando el primero optó por no comer en nuestra ausencia, y se volvió imposible incluso ir al cine. Contamos, claro, con espacio al aire libre para hacer esto.

El perro, en casa, se vuelve parte de la familia, reconoce a todos, a las visitas recurrentes, a los vecinos, a la parentela extendida, a todos. Cuidan a los hijos, juegan con ellos. En fin.

Pero no todo es miel sobre hojuelas. Hay montones de casos donde la interacción no funciona y un año después, los dueños no saben qué hacer con el cachorro, en el mejor de los casos le buscan otro hogar o lo sueltan en la calle. Y ahí surge el gran problema: la proliferación de perros callejeros.

En el peor de los casos los maltratan. Y ahí hay unas historias que estremecen al de piel más dura. Golpeados, cortados, abusados, amarrados. Horribles casos que no tienen nombre.

¿Y qué pasa con los que quedan en calle? Por su naturaleza, los perros buscan a humanos que los adopten, y vemos entonces montones de indigentes y niños de la calle acompañados de perros que igual que sucede en el hogar, los acompañan y los protegen. Policías y vigilantes privados adoptan a varios y los perritos se acomodan en las esquinas al pie de sus "amos".

Pero los otros, los que van quedando solos, se acompañan entre ellos y viven, como pueden, el maltrato de terceros. Golpes, pedradas, atropellamientos. Estos perros se vuelven desconfiados, temen a los humanos y, si la raza lo permite, los agreden. Estos son definidos por la ley, como animales ferales.

Además, poco a poco se convierte en un verdadero foco de infección, y eso genera otro problema más, de salud pública.

Es un círculo vicioso. Esos perros que son una verdadera arma mortal en la calle son producto de un maltrato del ser humano. Y la solución es perseguirlos y encerrarlos. Tal como hacemos con los jóvenes delincuentes.

Hay, en el DF, una Ley de Protección a los Animales que establece el derecho de estos a una vida digna. Según esta ley el gobierno, a través de las delegaciones, está obligado a promover programas de respeto a los animales y de reglas claras de convivencia (recoger heces, pasear a los perros con correa, etc...). Deberían existir también consejos ciudadanos que se encargen de vigilar que esto suceda.

Nosotros podemos denunciar a quien maltrata a los animales, pero sucede lo mismo que con nuestro poder de denuncia ante la violencia familiar, tememos acusar al vecino o al amigo por las probables represalias.

¿Y qué pasa con los perros que se recogen? No hay albergue que alcance. Los programas de adopción son pocos y la gente que decide adoptar, en lugar de comprar, aún menos.

Falta mucho, mucho, para establecer una relación respetuosa entre animales y humanos. El primer paso es tomar conciencia. Lo invito a hacerlo, usted ¿cómo trata a los animales?

Dicen que quien trata bien a los animales es, en escencia, un buen ser humano. Quien maltrata a los perros es, entonces, una persona violenta y peligrosa. Lo creo firmemente.

1 comentario:

  1. Muy cierto, el tema de los perros con los problemas y los quereres que le siguen es complejísimo. Como todo, tratar bien a un perro y no molestar a terceros por tener a estas mascotas es un asunto de civilidad y de educación. Me encantó tu último párrafo, no lo había pensado pero creo que es verdad.

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