martes, 30 de noviembre de 2010

Reforma de toda la gente

El sábado pasado fue singular. Paseo de la Reforma se convirtió en un verdadero espacio público.

No me malinterprete, cientos de veces Reforma ha sido cerrado por "plantones" (cómo olvidarlo, gracias AMLO!!!) , manifestaciones, bloqueos. Eso no es novedad.

Pero el sábado la zona se llenó de eventos sociales, públicos y abiertos. Carreras, bicicletas, conciertos, en fin... Eventos no organizados solamente por las autoridades, sino iniciativa de instancias privadas que prefirieron salir a la calle antes que "encerrarse" en un estadio o auditorio.

Esta es, creo yo, una verdadera muestra del uso del espacio público.

Claro, no me pongo en los zapatos de quien vive por la zona, pero también sé que los vecinos ya conocen todas las rutas alternas, saben por dónde entrar a su casa.

Este día es producto de años de estarnos aleccionando (a todos los capitalinos) y acostumbrando a que las avenidas pueden servir para algo más que abrir el espacio a los vehículos.

También, es una lección a las autoridades: nosotros, de nuevo, todos los capitalinos, entendemos muy bien cuándo se utiliza nuestra ciudad para nuestro beneficio y cuándo responde a intereses particulares e incluso externos; me refiero a cuanta manifestación circula por la zona a horas pico, en días laborables, volviendo la vida de la ciudad un verdadero dolor de cabeza.

A las 10 de la mañana fue el desfile deportivo para conmemorar el centenario de la Revolución, sobre avenida Reforma, del Ángel de la Independencia al Monumento a la Revolución.

A las 7 de la noche empezó una carrera nocturna en la Glorieta de la Diana, hacia el otro lado de Reforma, por Circuito Gandhi, el bosque de Chapultepc y Chivatito.

Y a partir de las 6 de la tarde hubo dos conciertos. Uno multitudinario, organizado por la estación juvenil Los 40 Principales (foto), a la altura del Ángel de la Independencia, y otro a un costado del Monumento a la Revolución.

El sábado en la noche fui a cenar a la Condesa. Salí con muchísimo tiempo de anticipación previendo que el caos vial afectaría seguramente las colonias cercanas, pero no fue así. Transitar fue fácil y rápido.

Sume usted el paseo ciclísta ya clásico de los domingos, que se ha convertido en convivencia familiar donde se confunden clases sociales y se olvidan las preocupaciones.

Reforma, ese fin de semana, fue de los capitalinos... ¡qué bien!

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