Cuando uno vive en una ciudad tan grande como ésta, tiende a concentrar su atención en lo más próximo, lo que afecta nuestra vida, nuestras decisiones.
Hoy pues, me aproximaré a tres temas que resultan, desde mi ánimo, profundamente indignantes.
1. El crecimiento urbano
Es difícil, pero creo que ningún capitalino, en su sano juicio, negará que la ciudad necesita crecer para adaptarse a la vida moderna y para facilitar la coexistencia, pero hay límites. Tecamachalco, Santa Fe, Polanco, Xochimilco, por citar tres ejemplos inmediatos, están batallando con la construcción de edificios que parece no tener límite alguno. Los vecinos están intentando frenar nuevas construcciones que no sólo violan el uso de suelo, sino que afectan la coexistencia, saturan los servicios y complican la vida.
Es indignante que, como ciudadanos que pagamos impuestos, que usamos calles y que requerimos servicios, no tengamos voz. Los vecinos hablan, denuncian, demandan, y un par de meses después, se construye...
Es difícil, pero creo que ningún capitalino, en su sano juicio, negará que la ciudad necesita crecer para adaptarse a la vida moderna y para facilitar la coexistencia, pero hay límites. Tecamachalco, Santa Fe, Polanco, Xochimilco, por citar tres ejemplos inmediatos, están batallando con la construcción de edificios que parece no tener límite alguno. Los vecinos están intentando frenar nuevas construcciones que no sólo violan el uso de suelo, sino que afectan la coexistencia, saturan los servicios y complican la vida.
Es indignante que, como ciudadanos que pagamos impuestos, que usamos calles y que requerimos servicios, no tengamos voz. Los vecinos hablan, denuncian, demandan, y un par de meses después, se construye...
2. La aprobación o no de los matrimonios entre homosexuales.
Es indignante desde varios ángulos:
Primero, la motivación de los diputados locales. La Asamblea (la izquierda, claro), subió el tema como un asunto mediático. Ya se ha autorizado las sociedades de convivencia, que fue un gran logro, y por tanto, esta iniciativa es importante pero no urgente.
Tenemos problemas severos de agua, de regulación de tierras, de ajuste de gastos y transparencia legislativa, pero, claro, mediáticamente no son tan atractivos.
Es indignante la motivación de la Asamblea para subir el tema.
Además, para mi la iniciativa es un asunto de libertades. Garantizar la libertad que tiene un mexicano o mexicana para tomar decisiones y regularla para que no se convierta en abuso o libertinaje, es lo que debería establecerse en las leyes que nos rigen.
De ahí que ésta, como la eutanasia y el aborto, temas sociales de gran controversia, deben partir de una sola discusión: el derecho a la libertad.
En el afán por evitar que los homosexuales tengan los mismos derechos, se suben a la discusión argumentos como el riesgo que implicará la crianza de hijos, la defensa del matrimonio como principio religioso, la ofensa social y ética. Todos son válidos para quien los defiende, pero resulta decepcionante que éstas voces, como las que están a favor, no tengan la apertura de escucharse. Es indignante que la discusión todavía huela a siglo XVII.
3. Juanito
Un asunto que resultó berrinche entre integrantes de un mismo partido (PRD) absorbe ahora a un gobierno, una asamblea legislativa, millones de habitantes de Iztapalapa, y recursos públicos.
Que la Consejería Jurídica del DF y la secretaría de Gobierno destinen horas de trabajo para buscar el camino legislativo para pedir a la ALDF la destitución de Juanito, es indignante
Que los Asambleístas destinen horas de trabajo --que nosotros pagamos-- para quitar a Juanito, es indignante
Que Juanito ganara la elección de Iztapalapa, por el impulso de López Obrador, luego de un berrinche, es indignante.
Este caso sería una buena anécdota si no fuera porque se está construyendo con nuestros recursos y que está distrayendo a nuestras autoridades.