Está claro la importancia de la "mano de Dios", versión Maradonna; está la mano de Hitler, señalando a sus seguidores, la de Dios tocando a Jesús en los frescos de la Capilla Sixtina, la de la directora de mi secundaria apuntando a los culpables, la del árbitro señalando al jugador expulsado, pero ninguna, ninguna, como la poderosa mano del microbusero.
Afortunadamente sí es requisito que tengan dos aunque las usen indistintamente -o ninguna- para manejar.
La derecha, la de menos importancia, recibe el dinero y da cambio con una facilidad que cualquier cajero de banco envidia.
La izquierda, ahhh, esa es la poderosa.
Ayer, para variar, me tocó la combinación que se ha puesto de moda: tráfico + apagón. Ni un semáforo en cruces peligrosos y claro, ningún policía. Todos, en nuestros humildes autos, camionetas, SUV, motos o bicis, tratábamos de pasar desesperados por ganar cualquier hueco que nos abriera la puerta a la siguiente cuadra.
Pero los microbuseros no, sólo tienen que asomar, con desgano, su mano izquierda, que normalmente reposa descansada sobre el marco de la ventana lateral, y hacer un leve, muy leve esfuerzo para levantar, casi simultáneamente los cuatro dedos de la mano (el pulgar permanece haciendo soporte en la ventana). Los dedos son apenas perceptibles, no hay cláxon ni grito ni explicación, es un leve movimiento, casi espasmo muscular de la mano izquierda del chofer de microbús que lo dice todo. Es un contundente "voy a pasar y me vale cacahuate a quién me llevo en el intento". Y pasan.
Qué poder, qué serenidad, qué contundencia. Es una mano que besaría si no fuera porque seguro me da urticaria!!!
Yo he visto engendros, de esa misma raza, que usan la mano izquierda para mostrar sólo el dedo medio a través de la ventana, mientras encogen los demás. Esa es una expresión burda del auroritarismo chilango que recuerda que sus chicharrones truenan nomás porque saben meterse mejor (sin albur) y que la transición a la democracia sólo pasa por la tele.
ResponderEliminarOtra opción del uso de la "siniestra" es, con el puño cerrado, levantar el recuerdo de que en esta ciudad todos tenemos Madre y sirve para que nos la recuerden.
La mano del Microbusero es la que mece la cuna del Jefe de Gobierno; es la que no queremos estrechar pero tenemos que y es la que pide "mano", o se la toma, cuando de imponer la ley de la calle se trata. ¡Eh! ¿"mano"?