martes, 18 de mayo de 2010

Esos bandazos al siglo XX

¿Y por que no te has casado, si eres una mujer agradable?

Hace años que no escuchaba esa pregunta. Se me figura que ya no es "políticamente correcta", resulta incómoda y fuera de lugar. Me recordó a muchos acosadores "raboverde" que conocí cuando empezaba a trabajar, hace 20 años. Y en ese entonces eran todos iguales: grandes, es decir, mayores que yo, coquetos, casados, con espíritu de conquistadores del medioevo.

Pensé que era una especie en extinción pero creo que aún no.

De repente me vi en un trángulo donde un compañero debatía que el estado ideal es el matrimonio, y otro que "pues tampoco tanto", que hay formas de "divertirse". Adivine usted cuál es el que tiene fama de acosador en la oficina.

¿Por qué si soy simpática no me he casado? Ja ja, y si además sé bordar y cocinar, bueno, uno empieza a sospechar: Esta niña algo debe tener defectuoso que nada más no sale...

Y ese pequeño desencuentro laboral me llevó a recordar estos años acumulados de soltería, y lo que ha generado a mi alrededor. Sin entrar ya en el rollo feminista que he dicho tantas veces, de equidad de género y demás yerbas -que creo vehementemente-, me entró nostalgia de lo que ha sido navegar por este mundo en calidad de "nomehecasado".

Me alegra pensar que mi hija, que entra apenas a la adolescencia, pertenece ya a una generación donde estar soltero no es sinónimo de agobio, ni preocupación -ni para el soltero ni para nadie a su alrededor-.

Me refiero a la dulce posibilidad de decidir llevar nuestra vida sin presión social de cumplir con ciertas formas obligadas de convivencia, como eran, por orden, las siguientes:

Paso 1. Coquetear.
Pero sé discreta niña, que no se den cuenta (¡tons!) no salgas mucho que estarás muy vista, regresa temprano, si no qué va a pensar

Paso 2. Noviazgo.
Que sea de buena familia, y buenas intenciones y tenga futuro (ni Jesús vaya!!!)

Paso 3. Matrimonio
Pero si tienen un noviazgo tan bonito, ¿para cuándo la boda? Y qué, ¿no se van a casar? Me imagino que te estas guardando para la noche de bodas...

Paso 4. Hijos
Ay mijita, pero a ver, ya deben pensar en el bebé. (En esa discusión poco importa si se cuenta o no con un ingreso económico que ayude a la crianza, es sólo que así debe de ser). Y no se olvide la presión de los 33 -después de los 33 años ya no es bueno embarazarse, se te acaba el tiempo...-

Y es que el modelo ya no puede ser tan cerrado. Los roles cambian, las formas de convivencia, obligadamente, también. Por eso en los últimos años se han sumado los siguentes pasos, que tristemente parecen casi obligados:

Paso 5. Divorcio
Ni modo, no funcionó. Fueron muchos años. Anda con otra (u otro). De plano no le veo futuro. No sé por qué me enamoré...

Paso 6. (Opcional) Matrimonio 2

A manera de paréntesis: Tengo la teoría que cuando esa presión social de ir asumiendo compromisos en orden cronológico desparece, se libera una tensión innecesaria. Creo que eso deriva en familias más sólidas; quizá menos gente se case, pero si lo hace, será por convicción personalísima.

Yo he sido soltera por decisión y -luego de conocer muchos monitos como los que platicaba arriba- por convicción. Es difícil explicar cómo se siente la presión de la soltería, porque nunca la he entendido, pero se siente.

Cuando busqué mi primer departamento, de ocho caseros, seis me dijeron que sola no. Cuando iba sola a las fiestas, mis amigas casadas buscaban ligarme con alguien para equilibrar el grupo. Cuando viajaba sentía que me veían raro.

Luego me embaracé y el asunto se elevó a otros niveles. El propio embarazo fue toda una historia de compañeros de años que durante nueve meses actuaban con cautela. Luego, en las escuelas de lo que sea querían el nombre del papá cuando no está ni en el acta de nacimiento. Hay papás que no confían en dejar a sus hijos con una mamá soltera, sin embargo hay mamás que así tienen más confianza. Viajar era imposible, de hecho más costoso. No había paquete de viaje que considerara sólo un adulto y un menor.

Hoy, que ya me domino todo tipo de respuestas para todo tipo de preguntas, que mis grandes amigas, casadas y divorciadas, se han acostumbrado a mi, y que en reuniones de amigos de mi hija convivo lo mismo con la mamá que con el papá (depende a quién le toque el hijo), acabo hasta saboreando esos bandazos al siglo XX, agradeciendo que cada vez sean menos y orgullosa de que ya no me provoquen náusea.

2 comentarios:

  1. EFREN GARCIA GARCIA19 de mayo de 2010, 9:39

    Qué buen artículo. No cabe duda que el Siglo XXI pudiera ser el que abra la posibilidad a que los pasos que describes se multipliquen, o mejor dicho, las posibilidades se vuelvan infinitas. Lo que me parece que causa mayor ansiedad en la sociedad es la no institucionalización de la relación con alguna de las etiquetas que mencionaste. Acaso la tendencia es ahora más liberal, en el sentido de que prima el bienestar del individuo o la individua y, al fin ty al cabo, si coinciden en la forma, lo demás, ¡es lo de menos!

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  2. Me gusto mucho, la forma como abordas la evolución del matrimonio y todos los aspectos de transformación que ha sufrido esta institución en las sociedades actuales, que poco a poco tienen mas similitud entre ellas con todo esto de la globalización de las ideas.
    Yo creo que hoy mas y mas personas sean mujeres u hombres reconocen el gran esfuerzo que hacen las mujeres para formar un hogar diferente, donde ahora la mamá es la jefa de familia y no el papá. Yo personalmente soy casado y tengo un hijo de mi segundo matrimonio y mi mujer tiene 2 hijos de su también segundo matrimonio; ahora nuestra familia es una combinación de otros factores pero también diferente. Hoy la familia ya no es mas lo que fue en tiempos de nuestros abuelos y padres; hoy el común es lo diferente.
    Hoy en las escuelas los niños en su mayoría no viven con familias tal cual las conocemos: Mamá, Papá, hermanos y perro. Hoy hay infinidad de posibilidades, de formatos, de circunstancias que hacen a la familia algo que ha evolucionado yo creo que para bien!
    Felicidades por tu gran claridad y gracias por compartir tu experiencia.

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