martes, 2 de febrero de 2010

El méndigo tráfico

Cabañas, influenza, las bodas gay. Asuntos coyunturales dejan de lado los problemas constantes que vive la ciudad y que no están en la agenda de nadie.

Pero dígame usted si estoy equivocada. Ya hace rato que diario me topo con un plantón, una calle cerrada por obra o un cruce vial con los semáforos descompuestos.

Esto viene a cuento porque el viernes pasado el trayecto a la oficina, que normalmente me toma 40 minutos a hora pico, me tomó 2 horas.

Varios son los problemas. No hay forma de saber qué pasa adelante, ningún policía tiene la información suficiente para explicarnos, y no hay pizarras electrónicas que adviertan qué sucede.

El recorrido fue por todo el Eje Central. Después de hora y media llegué al punto del problema, estaba cerrado el paso por esa avenida (llámese ademá Eje Emisiones Cero) al cruce con el Eje 3.

Tres horas después supe que un grupo de madres de familia (al parecer no más de 20) bloquearon enojadas por irregularidades en el Cendi donde llevan diario a sus pequeños.

Es una queja legítima, de eso no tengo la menor duda. Seguramente, como sucede con muchos, muchos problemas más, no obtuvieron respuesta o ni siquiera una explicación, y, desesperadas, buscaron cómo llamar la atención. Pero no eran más de 20.

¿Cómo supe esto? Me lo contó una vecina de la zona.
Vamos por partes.
"Plantones" y bloqueos va a haber siempre. Debe instaurarse un sistema de alerta que nos permita tomar con tiempo vías alternas. No es responsabilidad de las alertas viales de las estaciones radiofónicas, es responsabilidad de la autoridad local. Las pizarras electrónicas dan la hora y el clima, nada más. Hay una en Tlalpan y Taxqueña que invita a usar el Metrobús, pero por ahí ¡no pasa el metrobús!
¿Quién maneja esas pizarras, cuánto costaron, por qué no sirven para nada?
Luego los policías, si por radio se les reubica para desviar el tránsito, por qué no se les indica qué está pasando para que ellos nos lo comuniquen. De verdad que la gente tomaría vías alternas y liberaría el problema vial. No somos necios, queremos llegar a tiempo a trabajar.
¿Quién maneja a los policías de crucero y por qué lo hace tan mal?
Y la eterna discusión: las marchas. ¿De verdad una marcha de electricistas por el centro de la ciudad, viernes en la tarde, inicio de puente, no afecta a nadie y promueve la libertad de expresión? Claro que no. Impide el tránsito, complica a la ciudad, altera a los que ya se quieren ir de "puente".
¿O no fue el motivo de estos "puentes" a modo? ¿Que la gente pueda salir y así promover el turismo?
Han pasado tres días de ese día horrible y ya me estoy poniendo de malas, porque lo absurdo de la situación lleva a la ciudad al borde del caos. Claro que la gente tiene derecho a manifestarse, claro que debe haber bloqueos, obras, claro que los semáforos se descomponen y más con tanto canijo apagón. Pero es una ciudad por donde circulan millones de personas diario, y no podemos dirigir el tránsito como si estuviéramos en Sombrerete, Zacatecas.
Hasta que las autoridades entiendan que la ciudad es monumental, y que debe crecer en orden y con la colaboración vecinal, no avanzaremos y seguiremos teniendo bloqueos, microbuseros que se nos meten al punto de ponernos en riesgo, automovilistas desesperados y ruido de cláxon como música de fondo.
No es que los ciudadanos no estemos al nivel de la situación, es que las autoridades no están al nivel de los ciudadanos. ¿Qué tal tratarnos como adultos? Inténtelo, se sorprenderán!

1 comentario:

  1. Cuánta razón tiene usted doña Martha. ¿Y qué podemos hacer como ciudadanos? Somos impotentes ante éstas situaciones. Habría que inventar una viagra ciudadana, o algo así.

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