Conductor. Dícese del sujeto (hombre, mujer o ente) colocado detrás de un volante, en un vehículo motorizado cualquiera, que puede variar el color de su piel de rosa a rojo en dos segundos y aumentar los decibeles de su voz hasta más allá de lo inimaginable si un ente similar (entiéndase otro conductor) lo ofende, ataca y/o altera.
Top ten de los conductores que odio
(esta autora reconoce y asume que se ha encontrado personificando a varios de estos ejemplares en momentos distintos de su vida)
1. El gandalla. El monito que le toca estar hasta adelante cuando se pone en rojo el semáforo. Acelera y acelera amenazando con arrancar a 100 por hora en cuando cambie a verde, y cuando se pone el SIGA...... ¡no arranca!
2. El miope. Qué tal el que va buscando el número de la calle y va a 20 por hora sobre una avenida principal.... ¡a ver, los nones de un lado y los pares del otro!
3. El tengoprisa. El que se te pega presionando para que lo dejes pasar. Se acerca, se acerca, acelera, y empieza a moverse como mímico esperando que desde tu espejo retrovisor entiendas qué araña le picó. Y no sólo eso, cuando finalmente logra rebasarte voltea con una mirada ofendida y despreciadora para decirte "¡Pero te estoy diciendo que te quites!".
4. Un clásico. El que va a dar vuelta a la derecha en la siguiente esquina pero va circulando por el carril de la izquierda. Hace alto total y bloquea toda la avenida hasta lograr su objetivo.
5. El indeciso. El que ya casi da vuelta pero no, entonces va ocupando la mitad de dos carriles. Y cuando da vuelta, se abre tanto como si condujera tráiler doble remolque.
6. El compartido. Le gusta tanto su música que la pone a todo volúmen para que la escuches.
7. El preocupado. Te sigue tres cuadras para decirte que tu puerta de atrás no cerró bien. También con mímica, claro. (Sobra decir que empiezas a sospechar que te quiere asaltar, con tanta insistencia)
8. El multitask. Sip, habla por teléfono, fuma, conduce y va dando instrucciones al chamaco para que se esté quieto. Una de dos, o baja la velocidad al mínimo para poder coordinar sus neuronas, o va zigzagueando sin darse cuenta.
9. El pecador. Se mete, se cruza, casi chocas por su culpa, pero eso sí, siempre te pide perdón.
10. El navideño. Reconoce que es un verdadero placer utilizar todos los foquitos del auto y utiliza, sin razón, direccionales e intermitentes. Si te toca conducir detrás de uno de estos especímenes, puedes volverte loco tratando de adivinar su siguiente movimento!!!
esta buenisima la seleccion de los diferentes automovilistas, me he reido muchisimo, lastima que si es una realidad, no es un mal sueño, ya es un estilo de vida en cuanto te subes al coche tambien uno se transforma, mas bien lo que sale de tu boca ni tu lo crees, solo veo y siento los ojitos de mis hijos mirandome como si vieran a un ser de otro planeta, y es simplemente su madre transformada en cuanto se sube al coche, en fin me encanto el articulo!!
ResponderEliminarJaja, sí, me acordé de esa caricatura donde el Pato Donald se transforma casi casi en asesino cuando se sube al coche y va contando los peatones que arrolla con un sello sobre la puerta del auto no?
ResponderEliminarGracias por el comentario
Martha Ramos