lunes, 22 de marzo de 2010

Aguas con el agua!

Hoy es el Día Mundial del Agua. ¿Cómo se celebra algo que cuesta poco, nos falta, desperdiciamos, y no podemos vivir sin ella? Conagua se puso a repartir cubetas en los cruceros viales, el secretario de Finanzas del gobierno del Distrito Federal ha dado sendas conferencias para explicar por qué sí está bien que aumenten el cobro de agua, y yo... pues estoy tomando un poco... nada disfruto más que un vaso con agua fresca, y dos o tres hielos, la sensación del trago un poco tibio, un poco frío, y el hielo en la boca es uno de los mayores placeres.

¿usted?

Es difícil pensar en vivir sin agua y creo que ese panorama que la verdad, nos parece prácticamente imposible, es el impedimento para tomar plena conciencia del problema, pero es real: nos estamos quedando sin agua.

El panorama apocalíptico es que en el mediano plazo las grandes guerras no serán por petróleo, sino por agua... ¿vio la última película del 007? Quantum? Pues unos vivales justo buscan apoderarse del agua para tener el verdadero control. El petróleo ya no les importa.

LAS CIFRAS

Conagua ha actualizado las cifras del panorama hídrico del país a este 2010. Le sugiero leer el documento, es muy interesante. En pocas palabras, los fenómenos meteorológicos son cada vez más intensos, la captación y reaprovechamiento de agua disminuye en zonas urbanas y el norte de la ciudad tiene cada vez más escasez.

¿Cómo nos llega el agua al DF? El 71% de mantos acuíferos, es decir absorción del subsuelo. El 26.5% del Río Lerma y el Cutzamala y el 25% del Río Magdalena. Es decir, los acuíferos son la principal fuente de abastecimiento y la lluvia, la principal abastecedora, aunque también está el agua que corre por el subsuelo.

El problema real es que cada segundo se extrae del subsuelo 45 metros cúbicos y sólo se reponen 25 metros cúbicos. Por eso la ciudad se hunde a mayor velocidad, aproximadamente 10 centrímetros por año, depende de la zona, según el Consejo de Población.

El agua que viene del Río Lerma y el Cutzamala recorre de 60 a 154 kilómetros a una altura de mil metros. Para que esto suceda se requieren 102 plantas de bombeo.

Y LA QUE SE VA

Todo eso es sólo para recibir agua más o menos potable. Luego está toda el agua sucia que sale del uso doméstico, de industrias, escuelas y hospitales. Toda esta va a dar al río Tula, va al Río Pánuco y finalmente desemboca en el Golfo de México. Esto quiere decir que el agua que nosotros tiramos, la llena de desperdicios y detergentes, contamina no sólo al DF, sino a San Luis Potosí, Hidalgo, Tamaulipas y claro, el mar.

Y QUE HACER?

Las cifras siempre impactan y nos hacen sentir indefensos, porque ante semejante impacto ambiental, parece poco lo que podamos hacer. Ante la obligación de gobiernos y países de evitar fugas, generar plantas tratadoras, bajar el desperdicio, invertir en investigación y cuidar el planeta, ¿nosotros qué?

Pues la buena noticia es que tenemos la parte más fácil: tomar conciencia. Tenemos claro el problema, y si no, cuando menos nos lo sabemos de memoria como la tabla del 6, porque lo repiten y lo repiten. Mi estrategia: un paso a la vez.

Primero las llaves de la regadera, luego los inodoros y atender goteras.

Educar a la gente que nos ayuda en casa, regar por la noche, enseñarle a los hijos a cuidarla... Yo he descubierto por ejemplo, que el mayor problema de las goteras y el cambio de la llaves y demás instrumentos de agua no tienen que ver con la inversión sino con la flojera de hablarle al plomero. Eso es manejable ¿o no?

Es lo mismo con las fugas en la calle, uno se harta de hablar para denunciarlas y que los delegados no hagan nada... Pero, como dice la comadre, "que por mí no quede"

Si mañana escucho a los funcionarios regañándonos porque desperdiciamos agua y no tomamos conciencia, yo podré voltear y decirles: "espéreneme, por mí no queda".

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