Revisando los resultados de las delegaciones, una por una, hubo un dato que me llamó mucho la atención, claro más allá de ver que en casi todas el voto nulo superaba el 10%.
En Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero, Iztacalco y Azcapotzalco el Partido Verde y el Partido del Trabajo quedaron casi empatados, con alrededor de 6% de los votos.
¿Le parece a usted lógico?
El Partido Verde no milita ni hacia la izquierda ni hacia la derecha, más bien hacia la casa de sus fundadores, promueve pena de muerte, principio básico que de entrada reprobaría cualquier partido verde de otro país, promete hablar inglés antes que cuidar el ambiente y vales de medicina antes que reciclar. De verde no tiene nada.
Luego está el PT, que ha sido el refugio de “militantes” de izquierda que ni en el PRD tienen cupo y por tanto plenamenta apoyado por López Obrador, que lo único que hizo durante la campaña fue decir que apoyáramos su proyecto de nación, sin tomarse la molestia de explicar en qué consiste. Básicamente de izqauierda no tiene nada.
Entiendo el punto en común del PVEM y el PT, ninguno resulta una opción política real, ninguno tiene una estructura real para gobernar en una delegación, ni el sustento para administrar recursos. Lo único en común es que no tienen nada real qué ofrecer.
Luego ¿por qué votar por ellos? Sin ofender a quienes lo hicieron, pero al final del día quizá lo hicieron pensando en una opción distinta a lo mismo de siempre… hartos de pocas opciones, reacios al voto nulo, y convencidos del deber cívico.
Pero, pregunto yo ¿no podríamos de plano sumar esos votos al descontento generalizado contra la pobre oferta política que significan los partidos y buscar a una especie de superman/ombudsman/Gandhi que nos represente?
Está complicado, lo sé, pero si no creyera que puede haber un cambio, no hubiera votado.
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